Gabriel Becerra Yáñez
@BecerraGabo

Tras 19 meses de gobierno, las diferencias crecientes entre la administración de Claudia López y la coalición Colombia Humana (CH-UP-MAIS), han llevado a que esta última tome por unanimidad la decisión de declararse en oposición. Por lo menos, por tres razones:

En primer lugar, las diferencias crecientes respecto al modelo de ciudad. La alcaldesa asumió continuar con las políticas “peñalosistas” en aspectos sustanciales como la movilidad, desechando los estudios del metro subterráneo, y alineándose con el proyecto improvisado de metro elevado, y la expansión del negocio de Transmilenio de la troncal de la 68 y la carrera séptima, muy a pesar de lo anunciado en tiempos de campaña, dejando ver una desconexión entre lo propuesto y su mandato.

En el enfoque de la política social se han impuesto las lógicas neoliberales de la focalización y el mercado en contraposición a una política integral de combate a la desigualdad social, la disminución de la pobreza multidimensional y el hambre, que en tiempos de pandemia se han disparado.

En vez de retomar y fortalecer una política de atención primaria en salud, el Gobierno Distrital ha preferido no entrar en contradicción con los negociantes de la vida, quienes defienden la Ley 100, e incluso mantener la privatización del hospital San Juan de Dios, símbolo de la salud pública.

Algo muy cuestionado para una mandataria elegida como “verde”, es el incumplimiento del “Compromiso Ambiental por Bogotá” avalando, entre otras medidas, los planes parciales que permiten la urbanización en la Reserva Forestal del Norte y la Reserva Thomas Van der Hammen.

Así mismo, despreciando la participación ciudadana, la administración hizo suyos los argumentos de Cambio Radical -oposición de papel- y los principales gremios económicos de la ciudad, expresados en Pro-Bogotá para imponer la nueva Región Metropolitana Bogotá – Cundinamarca, y la reforma al Estatuto Orgánico de Bogotá, instrumentos que junto al proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial, POT 2022 – 2035 terminarán reforzando un modelo de ciudad principalmente rentable para los negocios de banqueros y constructoras.

En segundo lugar, a pesar de la autocrítica y de contar con los recursos suficientes, a la Alcaldía le quedó grande proponer y ejecutar un plan de emergencia que impidiera el agravamiento de la crisis social en las dimensiones que vive la ciudad, con más de un millón de personas adicionales en la pobreza, el aumento del hambre, el desempleo y la falta de oportunidades para una gran parte de sus habitantes, sobre todo jóvenes y mujeres.

Sorprende que, a pesar de los grandes anuncios, el proyecto de Plan de Rescate Social y Económico, no priorice a los programas sociales en las actuales circunstancias, pero sí se entregue a los 24 operadores de Transmilenio más de 1 billón de pesos de los 1,8 billones propuestos.

Finalmente, ante esta falta de resultados la alcaldesa ha preferido dirigir sus ataques contra la izquierda y el progresismo mediante mentiras y señalamientos. No existe ninguna justificación para equiparar a la Coalición Colombia Humana, UP, MAIS con la extrema derecha uribista y criminal.

En conclusión, López ha decepcionado, especialmente a la juventud y a la ciudadanía. Y se necesita recuperar la esperanza en un gobierno y una ciudad humana y democrática.

Es hora de asumir el derecho a la oposición con responsabilidad, para defender con autoridad moral y política, un Pacto Histórico capaz de volver a ser gobierno y alternativa en Bogotá.

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